La Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (COUS) de la UNAM, constantemente organiza eventos virtuales donde invitan a expertos a analizar y exponer acerca de diversos temas ambientales, ecológicos, sociales y tecnológicos, entorno a la sustentabilidad y perspectiva de género.

En esta oportunidad me gustaría compartirles una breve reseña sobre el conversatorio “Resiliencia de las Redes Alimentarias Alternativas ante la Covid-19” que se realizó a inicios de la pandemia, y que ahora, después de un año, se rescatan las experiencias y estrategias que adoptaron los colectivos para fortalecer el sistema alimentario local.

Las RAA comenzaron como colectivos de familias y conocidos que buscaron tener una posición más activa a favor de la alimentación local, estableciendo una red de aliados con intercambio de saberes y sabores que estuviera fundamentado en el comercio justo y abonara a la soberanía alimentaria. En la Ciudad de México, tenemos el ejemplo de tres redes: El Mercado Alternativo de Tlalpan; el Mercado de las Cosas Verdes Tianquiskilitl en Xochimilco y el Colectivo Zacahuitzco en la alcaldía Benito Juárez. En el resto del país se encuentra el Tianguis Alternativo de Puebla; en Guadalajara, la Cooperativa de Consumo Consciente “La Milpa”; en Chiapas el Tianguis Agroecológico Comida Sana y Cercana y en San Luis Potosí el Tianguis Macuilli Teotzin.

En un inicio la creación de las RAA respondía paulatinamente a los retos de producción y distribución del sistema alimentario, sin embargo, la emergencia sanitaria (que comenzó en marzo del 2020) dejó en evidencia la ineficiencia, desigualdad e injusticia alimentaria en el país. Por un lado, las grandes cadenas de autoservicio aprovecharon la situación de desabasto para subir los precios de los productos y ofrecer su servicio en línea; mientras que los negocios y productores pequeños, al no tener posibilidades de ofrecer sus productos, sufrieron pérdidas. Esto abrió una enorme área de oportunidad para los colectivos, cooperativas, mercados y tianguis que se organizaron y reinventaron para poder satisfacer la demanda local y al mismo tiempo crear un espacio justo y seguro para que las y los productores pudieran ofrecer sus productos a los consumidores.

Algunos de los principales retos fueron mantenerse en contacto con los clientes previos y captar nuevos consumidores. La reducción en la movilidad local y foránea también representó un desafío para transportar los productos, incluso se planteó el cambio en los recipientes en donde se despachaban los productos a granel, por ejemplo, las bolsas de papel se sustituyeron por las de plástico para garantizar que llegaran intactos a su destino.

Conforme avanzó el tiempo y hubo un proceso de aprendizaje se lograron implementar las siguientes estrategias que tuvieron éxito: utilizar redes sociales para ofertar los productos y proporcionar información puntual sobre estos, realizar comanda, dar opciones como las canastas solidarias, básicas y accesibles, establecer alianzas con otros compañeros o redes, etc.

La construcción de un Sistema Alimentario Urbano Sustentable puede lograrse a través de la participación, interés y esfuerzo colectivo, sumando el apoyo por parte de los tomadores de decisiones en el desarrollo e implementación de políticas públicas que impulsen y favorezcan este tipo de iniciativas que buscan establecer un comercio justo y equitativo con los actores involucrados en la cadena alimentaria.

Seguramente tú también conoces a alguien o algún grupo de personas que en tu colonia o mercado cercano se organizaron para satisfacer las necesidades de su comunidad ante esta pandemia. Comenta en este post o envíanos un correo a: damusamx@gmail.com compartiendo tu experiencia.